La tasa de deforestación, de más
de veinticuatro mil kilómetros cuadrados al año, es la más alta del mundo. En
un mundo donde la necesidad de proteínas y energía crece sin parar, esta región
representa la principal y más importante fuente de producción de ganado vacuno
y soya.
La construcción de carreteras, la
tala de árboles, así como la extracción de recursos naturales, son los
precursores de la exterminación de la selva y aportan así mismo de una manera
crucial a ese nefasto proceso donde la explotación de oro y petróleo ya ha
dejado vestigios casi irreparables y ha envenenado regiones enteras. El
fenómeno de los “Bosques Vacíos”, como se llama a las regiones en las que se ha cazado tanto,
que las especies propias ya no vuelven, comienza a extenderse por la Amazonia.
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